- En un bowl mezcla el agua tibia, el azúcar y la levadura. Deja reposar 5–10 minutos hasta que se formen burbujas en la superficie. (Si no se activa, el agua estaba muy fría o muy caliente: repite este paso.)
- En un bowl grande combina la premezcla, la harina de arroz y la sal. Añade el aceite y luego la mezcla de levadura. Mezcla bien con una cuchara o espátula; la masa debe quedar pegajosa, es normal. Si está demasiado húmeda, agrega un poco más de harina de arroz solo para ajustar.
- Leudar: Cubre el bowl y deja reposar la masa 1 hora en un lugar tibio. Las masas sin gluten no duplican su tamaño como las tradicionales, pero sí toman aire.
- Formar la base: Precalienta el horno a 200°C eléctrico o 180°C convencional. Sobre una bandeja con papel mantequilla, vuelca la masa y espárcela con las manos mojadas para evitar que se pegue. Dale un grosor de unos 2 cm aprox.
- Agrega 3 cucharadas de salsa de tomate y los 30 g de mozzarella granulada. Hornea por 35 minutos. Si la prefieres más crujiente, déjala 40 minutos. Si vas a usar mozzarella fresca, ponla sobre la pizza 5 minutos antes de terminar para que se derrita sin soltar demasiada agua.
- Final y montaje
- Retira del horno y agrega: Jamón serrano, rúcula, tomates cherry partidos y un toque de aceite.
¡Y a disfrutar una pizza sin gluten deliciosa, crujiente y con textura perfecta!